Hoy libré una dura batalla. No estaba en mis planes, no era parte de mi estrategia, con lo cual fue un enfrentamiento improvisado, no previsto. Sin embargo, nada parece haber salido mal.
Deambulaba plácido, hoy, a la mañana, con el cielo diáfano y ese aire fresco que anticipa un día apacible. Mi vista se perdió en un verde que emocionaba de sólo contemplarlo, cuando de repente divisé a mi enemigo: blanco, diminuto, aunque con un poder de destrucción desproporcionado. Fui en busca de mi lupa superpotente, apunté y vi una infinidad de detalles que antes sólo construía mi imaginación. Vi sus horribles patas, su blanco inmaculado, el pico que clava sobre las hojas. Mentiría si dejese que no sentí respeto por él. Los dos actuamos bajo el influjo del mismo amor. Pero también supe que nuestro amor es un amor excluyente: o es suya o es mía.
Fui rápidamente en busca de mi arma. La preparé, la cargué y disparé con sadismo. Mientras mi lluvia ácida caía despiadada, vi que mi enemigo no era individual sino colectivo. Más alegría me dio saber que morirían.
Ahora mi descanso es el descanso del guerrero.
8 comentarios:
prometo subir fotos en los próximos días.
Jajja... muy buena entrada.
Sí, súbelas plis. Ya va siendo hora de verle la cara a Pepa.
Kco,
Amo tus crónicas. Eres tan parecido a mí en algunas cosas que juraría que tú también tienes el complejo de Peter Pan a flor de piel.
No es un complejo, es un síndrome.
Olmos.
"prometo subir fotos en los próximos días."
cri cri...
cri cri...
las promesas sólo existen para ser incumplidas.
kco wilde
jajajajajaja...
ptc inmundo...
(L)
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