viernes, 29 de noviembre de 2013

. novedades .




Y si... publiqué mi primer libro: Poemas 01 bajo el heterónimo de Selena Soares.

Nuevo blog

Estimados, he comenzado un nuevo blog , espero que lo visiten en http://apenasundiamas.blogspot.com/ y dejen sus impresiones.

 

Los autores de los primeros cinco comentarios recibirán importantes premios.

 

Mentira.

 

Pero saben que me gustaría que lo pispeen un poco.

 

Sabiendo del escaso esfuerzo al que son proclives, le he solicitado al sr administrador de CLTDN que incluya aquí un link a ese blog, algo que ya ha realizado con sorprendente eficiencia.

 

Espero que lo disfruten.

 

Atte.

 

Loon

Hay dos cosas que una mujer nunca debería decirnos:
1. "Sos un santo".
2. "Pensé que no tomabas".

jueves, 28 de noviembre de 2013

IV

Al entrar al baño me encuentro con Luis sentado en su silla,  abrazado al palo del escurridor de pisos; mientras me mira entrar de reojo, da la última pitada al cigarrillo y luego lo arroja a un inodoro con notable puntería; luego lleva el brazo hacia la mesada y baja un poco el volumen de la radio.

_ Buen día, Luis, cómo le va?

_Hola, acá andamos…

Cruzo el baño en dirección a la pared posterior, me ubico frente al último mingitorio y mis ojos buscan automáticamente el cielo raso.

_ Qué hora será? Sabés? –escucho a mis espaldas.

_ Cerca de las nueve, creo…

_ Ahh, está bien… recién venis?

_ Ajá…

_ Y está lindo afuera?

Termino, me acomodo, y giro con las manos en alto, como si alguien estuviera apuntándome con un revólver.

Mientras camino al lavatorio le contesto

_ Sí, está lindo Luis –tomo algo de jabón y comienzo a lavarme las manos. Lo miro a través del espejo y lo veo con el ceño fruncido; tiene la mirada oscura, y un mal semblante.

Me alcanza un papel para secarme las manos como un autómata

_ Me acompañas a fumar un pucho? –lo invito señalando la puerta con mi cabeza

_ No – dejame- no quiero ver a nadie

_ Es que no hay nadie, Luis, estoy yo, y Chiquito en la barra…

_ No, dejame tranquilo, no quiero ver gente.

Hago un bollo con el papel húmedo y lo arrojo al tacho de basura, pero pega en el borde y cae al piso.

_ Ja! –exclama Luis y se reacomoda en la silla – levantalo, eh!- agrega.

Me acerco al tacho de basura, tomo el papel, y lo dejo caer en el cesto.

_ Dale, vamos a fumar un cigarrillo!

_ Dejame, no me rompas vos también – y su brazo se acerca  nuevamente a la radio ahora para subir el volumen.

Camino hacia la puerta y al salir suelto

_ Viejo puto…

La puerta se cierra a mis espaldas, pero alcanzo a escuchar su respuesta

_ Mirá que te escuché pendejo de mierda!

Me río.

Todos los días la misma historia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Buena serie, me encantaba de chico

Murió el actor Lewis Collins, protagonista de la serie de culto Los Profesionales

 

    

 

 

III

Dejo el periódico sobre la mesa vecina, y me dispongo a terminar mi café con leche cuando veo que una niña se acerca a mi mesa. Debe tener ocho o nueve años, viste de forma humilde y lleva un peinado prolijo. Se aproxima cautelosamente, pidiendo permiso con la mirada.

_ Me compra unas curitas, señor?

La miro y rechazo la oferta con una sonrisa.

_ Sepa, señor, que estas curitas son especiales…- dice levantando levemente las cejas al tiempo que apoya la cajita azul sobre la mesa.

Lo afirma con inocencia, y convencida.

Desde la barra, Chiquito observa la escena con algo de desconfianza.

_ Si? Qué tienen de especiales estas curitas? –pregunto divertido.

La niña abre bien los ojos, y levantando sus cejas un poco más, me explica:

_ Son curitas para adentro –dice, y  con un dedo señala su pecho- entiende?

Sonrío y asiento.

Le hago una seña a Chiquito, y le pido a la niña que se siente en la mesa de al lado mientras pienso. Tomo la cajita, la abro y se asoman unas cintas de papel.

Chiquito se acerca y deja una taza de café con leche y dos medias lunas en la mesa que ocupa la niña.

Tomo uno de los papelitos y lo saco de la cajita; lleva escrita una leyenda temblorosa en letras manuscritas.   Lo leo, y luego lo guardo en mi libreta. La niña sonríe

_ La va a comprar?

_ Sí – respondo-  quién las hace?

_ Las escribe mi papá –afirma orgullosa-. Hay para distintas heridas dice siempre él…

_ Ah, que bien

_ El precio es a voluntad…

Tomo un billete y lo dejo sobre su mesa.

Me pongo de pie, le acaricio levemente la cabeza a modo de saludo y comienzo a caminar hacia el baño.

 

 

 

jueves, 21 de noviembre de 2013

II

Repaso las páginas de Policiales, y no encuentro nada que me llame la atención; salteo la sección de Deportes y antes de leer los chistes de la contratapa me detengo en los resultados de la Lotería. 1969, a la cabeza.

_Otra vez –pienso.

Busco mi libreta, recorro algunas páginas, y allí está, diez días atrás el 1969 salió premiado en la Nacional. Lo recordaba bien porque ese sorteo coincidió con el aniversario de la llegada del hombre a la Luna, el 21 de Julio de 1969.  Esa casualidad -que como era de esperarse, pasó desapercibida por los medios- no sólo me extrañó, sino que tuvo el maravilloso efecto de recordarme el comienzo de El palacio de la Luna:

“Fue el  verano en que el hombre pisó por primera vez la luna. Yo era muy joven entonces, pero no creía que hubiera futuro. Quería vivir peligrosamente, ir lo más lejos posible y luego ver qué me sucedía cuando llegara allí. Tal y como salieron las cosas, casi no lo consigo.”

He leído pocas novelas con un comienzo tan perfecto; y he querido a muy pocos personajes tanto como a Marco Fogg.

El 1969 de hoy trajo al 1969 de diez días atrás que me remontó a ese comienzo perfecto de una historia perfecta.

Abro la libreta, coloco la fecha, y escribo. Hoy gané la Lotería.

martes, 19 de noviembre de 2013

I

El sol todavía no calienta las calles cuando yo entro al bar y me ubico en la mesa cercana a la ventana. Mientras espero que Chiquito me acerqué el café y el diario, escribo mi último sueño en la libreta negra que me regaló Damián hace muchos años

_ Para que anotes todo

Estamos en un recital, nos abrimos paso entre la gente y buscamos acercarnos al escenario. Ella lleva una musculosa blanca y una sonrisa amplia. En el escenario toca Artic Monkeys o alguna banda así. Ella salta y mueve su cabeza, en un momento me mira y dice:

_ Me copa!

Ella está feliz, yo también.

En mi sueño, yo sé que eso un sueño –escribo-. Cierro la nota, y cierro la libreta.

Chiquito se acerca con la taza humeante y el diario, yo guardo la libreta en el bolsillo de mi saco.

_ Me tenés podrido con esa libreta

_ Buen día para vos también –contesto al tiempo que tomo el diario y lo abro sobre la mesa. Chiquito vuelve al mostrador, y yo me quedo sólo con mi café y las noticias de ayer.

jueves, 14 de noviembre de 2013

lunes, 11 de noviembre de 2013

et in arcadia ego

 

También yo he vivido en Arcadia. También yo he vivido en el paraíso; se emplea para expresar que alguna vez se ha sido feliz durante cierto tiempo