Ayer en la tarde un hombre de ciudades
Hablaba a la puerta de la posada.
También hablaba conmigo.
Hablaba de la justicia y de la lucha por la justicia
Y de los obreros que sufren
Y del trabajo constante y de los que tienen hambre
Y de los ricos que dan la espalda a todo esto.
Al volverse hacia mí, vio lágrimas en mis ojos.
Y se sonrió, pensando que yo sentía
El odio que él sentía, la compasión
Que él decía que sentía.
(Yo lo oía apenas.
¿A mí qué me importan los hombres
Y lo que sufren o creen sufrir?
Si fuesen como yo no sufrirían.
Todo el mal del mundo viene
De torturarnos los unos a los otros,
Querer hacer el bien, querer hacer el mal.
A mí me basta con mi alma y la tierra y el cielo.
Querer más es perder esto, es la desdicha.)
(Loado sea dios porque no soy bueno
Y tengo el egoísmo natural de las flores
Y de los ríos que siguen su camino
Preocupados, sin saberlo,
Sólo en florecer y correr.
Esa es la única misión del mundo,
Esa -existir claramente.
Y saber hacerlo sin pensar en ello).
Alberto Caeiro.
12 comentarios:
Una Belleza.
mi amor por alberto caeiro es de vieja data.
leer esta poesía a las 19.30 del viernes, en la oficina, me llena los ojos de lágrimas.
Algunas veces esas lágrimas son necesarias.
El Hombre Colectivo.
Creo que es el momento indicado para hacer una denuncia.
Esa traducción corresponde a un libro que di en calidad de préstamo a Kco.
Kco no lo devolvió nunca. Se lo quedó.
Mi oficina de recursos humanos (en la que trabajo, como saben, hasta altas horas de la noche) está llena de lágrimas.
Kco, hijo de una gran puta, devolveme ese libro.
Quiero agregar algo: fui yo quien le presenté a él a Caeiro. No tiene cara.
Ladrón!!!!!!
Esperanza, fue Kco quien me pasó esto hace ya casi un año.
Srta Impertinente.
"Mi oficina de recursos humanos (en la que trabajo, como saben, hasta altas horas de la noche) está llena de lágrimas."
Nunca imginé que iba a leer algo así de vos, Esperanza.
Conocía este poema.
Hermoso, sencillamente.
Sí, muy lindo.
Creo que este poema es la levedad pura.
Publicar un comentario