. canto de angustia .

hoy fui al conservatorio. llegué, saludé y me senté. todo iba bien hasta que el profesor me pidió que saliera del aula, ya que no podía presenciar el parcial. sin ningún tipo de inconveniente, salí a tiempo que le mandaba un mensaje a un amigo diciéndole que me llame. diez minutos después, hablábamos por teléfono, nos reíamos y nos contábamos novedades. escuchaba las risas provenientes del aula, el pianista de todos los miércoles tocaba al final del pasillo, los cantantes practicaban sus obras y yo seguía en mi mundo, hablando con mi amigo. casi media hora después, cortamos y sentada en el piso abracé mis rodillas. una suave melodía salió por mi boca, en un volumen casi inaudible. tarareaba, sin prestar atención a la música que estaba produciendo, para mantenerme ocupada y no caer el aburrimiento. de repente, esta especie de canción se tornó triste, muy triste. cuando sucedió esto, sentí que mi corazón se hacía pequeño tratando de esconderse del dolor. me dejé llevar por ese sentimiento. algo me decía que tenía que dejarlo fluir. así lo hice. sin siquiera esperarlo, una nueva serie de risas se escuchó en el pasillo, risas entre las que distinguí una, una que me partió el alma. mis ojos se llenaron de lágrimas y poniéndome de pie, salí del conservatorio, sin dejar de cantar. ya en la calle, dos lágrimas recorrieron mis mejillas. el sol se ponía en la distancia y los rayos dorados bañaban mi figura. dejé de cantar y solo pude articular una palabra: adiós.