martes, 21 de abril de 2009

Por acá arrancaba la argumentación que sigue en el post de más abajo

"...He descubierto que la confusión es un gran medio para romper patrones o modelos de conducta. Las personas recaen en las conductas estereotipadas porque no saben comportarse de otra manera. Andan por ahí melancólicas y deprimidas porque creen que con eso suscitarán el interés y la preocupación de otros. Quieren que les pregunten qué les pasa; es su modo de llamar la atención y así usan sus recursos lo mejor que saben para tratar de cambiar su estado.
Si conociera usted a una persona así, ¿cómo reaccionaría? Por una parte, tal vez podría hacer lo que se espera de usted, es decir sentarse e iniciar una conversación larga, profunda y llena de dolorido sentir. Con eso tal vez se sentirá mejor su oponente, pero también se refuerza el patrón. Es decirle a esa persona que no necesita más que mostrarse melancólica para recibir todas las atenciones que desea. Pero ¿y si hiciera usted algo distinto? ¿Si empezase a provocarle, o no le hiciera el menor caso, o se pusiera a ladrar en su cara como un perro? Descubrirá que esa persona no sabe cómo reaccionar; de su confusión o de su hilaridad nacerá un patrón distinto para la percepción de esa experiencia..."

11 comentarios:

Julián dijo...

"Pero ¿y si hiciera usted algo distinto? ¿Si empezase a provocarle, o no le hiciera el menor caso, o se pusiera a ladrar en su cara como un perro?"

Este pasaje me hizo acordar de Baudelaire y su poema en prosa del mendigo.
Todo un visionario el franchute.

Anónimo dijo...

Que libro es? Me ha recordado a la pareja de una amiga mía, que dice que le aplica psicología inversa. En vez de discutir le sigue la corriente y parece ser que le funciona. Ta visto que alimentar la locura nunca es buena idea. Muy bueno el ejemplo de abajo.

Sk

Anónimo dijo...

"Poder sin límites", de Anthony Robbins.
Llegué a él de casualidad, por una recomendación hecha por un lector del blog de Alejandro Rozitchner (popular filósofo argentino y al que me une cierta simpatía).
Es un libro que en otro momento de mi vida habría rechazado de plano dado que, a simple vista, es un típico bestseller yanqui de motivación personal, pero bueno, el hecho es que de a ratos me parece una lectura más que útil.
Es un libro, creo, que paga al leerlo entero. En particular digo esto por la primera parte, dedicada a PNL (programación neurolingüística), que a más de uno le puede arrugar la cara y parecerle una soberana pelotudez.

Julián.

Anónimo dijo...

Julián, ¿utilizas algún método de PNL?

Sk

Anónimo dijo...

En realidad, todos las usamos, solo que sin tener demasiada conciencia y muchas veces de la forma equivocada (negativa).
Haber leído el libro me hizo tener más conciencia de esos procesos y supongo que de ahora en adelante los tendré mucho más claros a nivel consciente. Eso seguro.

Julián.

Anónimo dijo...

Por ejemplo, cuando estás ante una situación X y te decís a vos mismo, para tus adentros "sí, claro que puedo y todo va a salir perfecto" y acompañás eso con una imagen mental en donde te ves logrando el objetivo, eso es PNL.
Es PNL incluso si sólo tuviera la parte del diálogo interior.
De igual forma, la gente que se dice a sí misma "no puedo, siempre las cosas me salen pésimo", etc., está también haciendo PNL, de la manera más destructiva posible.

Julián.

Anónimo dijo...

conciencia - conciencia - conciente.

Qué desastre. Eso pasa por no revisar.

Julián.

Anónimo dijo...

A mi me mató la premisa de que los posibles fallos en una comunicación siempre son responsabilidad del emisor. Ahora no recuerdo como fue el proceso pero se me cayeron a plomo tropecientas mil excusas.

Anónimo dijo...

Mierda de anónimato, leches. Siempre olvido firmar.

Sk

Kco dijo...

pero nunca olvidás fumar!

:P

Anónimo dijo...

De fumar no, pero del material sí. Porca miseria.

Sk