martes, 14 de abril de 2009

Días atrás se me reveló un hecho trascendental -y horrendo-, que ahora sospecho que estuvo ahí desde hace mucho tiempo, desnudo, regalado a la la vista de todos, expuesto claramente como en una vitrina ante quién quisiera y estuviera dispuesto a verlo; pero extrañamente sólo yo lo noté, o al menos, soy hasta este momento el único integrante del círculo íntimo que lo admitió abiertamente.
Admitir, es claro, implica dar algo por cierto; y es así, yo lo doy por cierto, es un hecho obvio e irreversible para mi, tanto como el paso del tiempo; ante esa realidad del tamaño del Obelisco, la única explicación que encuentro ante el silencio de los otros es la negación. La puta y tan conveniente negación.
Nunca tuve tan presente al Negro -y a su frase sobre la negación-como en estos últimos días.
Muchas veces envidié a aquellos que andan por la vida despreocupados, sin plantearse nada, siendo felices. Incluso más de una vez, lo admito, intenté adoptar esa filosofía de vida -sí, creo que es una filosofía de vida, una más de las tantas que hay, e igualmente válida-; pero fracasé en cada intento.
Así, me encuentro ahora sufriendo ante lo inevitable, ante lo que sabia desde hace tiempo que iba a ocurrir. Y me pregunto en que carajos están pensando el resto de los mios.
Yo, que siempre me las arreglé para escaparme y evitar confrontarme con la realidad si presentía que iba a dolerme , me encuentro ahora ante una verdad que es tan sólida y real como la muralla china.
Odio el deber, me jode soberanamente las pelotas saber que es lo que tengo que hacer y no tener las ganas de hacerlo.
A veces quisiera que la vida fuera distinta.

12 comentarios:

Flowers dijo...

Tremendo post, Loon.

Kco dijo...

pero la grandísima puta madre. cuál es el hecho? ahora me quedé mal.

agustín dijo...

que mierda pasa???????
deeeeeeciiiiilooooooooo!!!!!!!

Mr Burzum dijo...

pero muchachos... lo dijo, loud and clear!

siempre creí que era uno de los grandes puntos de encuentro que tenemos los integrantes de austria... pero todos lo manejamos de manera muy distinta.

Kco dijo...

che, este jueguito de las adivinanzas me está poniendo nervioso. de qué carajo se trata?

así que ahora resulta que no se trata de que no lo dijo sino que soy tan poco dotado que no lo entiendo?!

n., dijo...

"Odio el deber, me jode soberanamente las pelotas saber que es lo que tengo que hacer y no tener las ganas de hacerlo."

Si no me equivoco, se trata de eso.

n., dijo...

"pero muchachos... lo dijo, loud and clear!"

Yeahp...

Loon dijo...

No N, no siempre el deber me resulta agobiante: debo respirar para vivir, y no me cuesta, debo alimentarme para vivir, pero es algo que disfruto.
No todas las obligaciones me significan siempre una carga. Pero hay algunas que me aplastan como un zapato a una hormiga.

Kco dijo...

todo es una mierda

Ale dijo...

¡Brindemos por manejarlo de formas distintas!

Iconoclastia dijo...

Loon, emulando un comentario tuyo en mi blog. Me has dejado noqueada y aunque no se a qué te refieres en particular creo que te entiendo.

A mí el deber me agobia, y este año sabático que he tomado me está haciendo sentir culpable como nunca.

Julián dijo...

"Yo, que siempre me las arreglé para escaparme y evitar confrontarme con la realidad si presentía que iba a dolerme , me encuentro ahora ante una verdad que es tan sólida y real como la muralla china.
Odio el deber, me jode soberanamente las pelotas saber que es lo que tengo que hacer y no tener las ganas de hacerlo."

El poder de la negación es terrible.
Hace un tiempo, pensando en algunas de las cosas que debería haber hecho y no hice, me surgió esta pregunta: "¿en qué carajo estabas pensando?"
Y bueno, hay gente que niega toda la vida. Tal vez dejar de negar a los 30 años no esté tan mal.
Tal vez el problema de muchas obligaciones es que no nos inspiran un carajo. Habría que preguntarse si uno está haciendo lo que realmente quiere hacer.