Esto es lo que Michael Phelps escuchó, no hace muchos años, de boca de uno de sus profesores de preparatoria.
Para quienes todavía no lo conocen, Michael Phelps es el norteamericano que acaba de convertirse en el mayor campeón de la historia de los Juegos Olímpicos, ganando la friolera de ocho medallas doradas.
Me pregunto qué sentirá hoy Michael Phelps al recordar aquellas palabras tan poco afortunadas. O mejor (y más interesante) me pregunto qué sentirá su viejo profesor al verlo coronado en este inolvidable 2008 como el máximo nadador de todos los tiempos. ¿Habrá aprendido algo el profesor de Phelps? ¿Habrá aprendido a pronunciar frases más amables? ¿Habrá aprendido a motivar a sus alumnos, a no denigrarlos; a intentar, en suma, sacar a la luz lo mejor de cada uno de ellos?
No lo sé, pero se me ocurre decirles algo: no permitan, jamás, que nadie les robe sus sueños.
No permitan, bajo ninguna circunstancia, que alguien les diga qué son y qué no son capaces de hacer.
9 comentarios:
evidentemente estas palabras no afectaron a este pez humano. o tal vez si. no lo creo. es más, me aventuro a decir que solo es una anécdota graciosa en su vida. con lo cual la frase cae más y más en el éter de la infamia. son palabras sordas. porque cuando nos inquietamos por frases como esas dudamos de nuestras capacidades. me preocuparía más si me dicen que tengo talento para algo.
Agustín.
¿Sabés que pasa, Agus? Que yo estoy haciendo foco en esas palabras pronunciadas en los años críticos de la formación de la personalidad.
Ninguno de nosotros llega al mundo con una idea de sí mismo. La idea que vamos formando de nosotros tiene mucho (o todo) que ver con la respuesta que recibimos de nuestro entorno.
Por eso es tan importante lo que se les dice a los chicos o adolescentes. Porque, en general, todavía están desarrollando su personalidad y, al no estar muchas veces seguros de sus opiniones o elecciones, los juicios ajenos pueden afectarlos más que a una persona adulta.
No digo que uno no pueda librarse de esos juicios pelotudos o malintencionados, lo que digo es que a esas edades pueden hacer un daño muy profundo (no fue el caso de Phelps, afortunadamente).
el gran tema es el momento en el que se lo dijo y cómo era el flaco cuando escuchó eso. no digo que se justifique semejante frase mala onda, pero si el pibe era el típico pibe insoportable, que no se comprometía con el esfuerzo, que armaba quilombo, es decir una suerte de pequeño líder revolucionario adolescente, no me extraña que un tipo le haya dicho que no iba a triunfar nunca en su vida. es una frase dura, pero quizás puede estar sacada de contexto. tal vez no y ese profesor era un estúpido.
lo que digo es que nos falta información para juzgar plenamente la frase.
educar a veces saca de quicio.
lo que no me cabe dudas es que ese profesor se debe sentir muy pelotudo y muy poca cosa, porque la anécdota ha recorrido el mundo. y la pregunta de "dónde está" cada uno de ellos ahora, es una fija.
Yo creo que siendo adolescente, sea cual sea la situación, que te digan eso, es un balde de agua fría. Puede que dependiendo de la personalidad afecte más o menos, pero que algo afecta, estoy segura.
Tal vez Phelps necesitó años de terapia para solucionarlo, y nadie lo sabe =)
Más allá de todo, el tipo se debe sentir como el mayor idiota del universo.
¿Y qué pasa cuando no se tienen sueños? ¿Es obligatorio tener sueños?
Sí, tenés razón Joaquín. Me falta información para poder hacerme una idea clara de cómo fueron las cosas.
De cualquier manera, no deja de parecerme una frase poco feliz y torpe. Estoy de acuerdo en que educar no es fácil, pero me parece que al decidir ser profesor, uno tiene que comprometerse a no actuar y hablar como la mayoría de las personas. Creo que ser profesor (lo mismo que ser padre) exige una pedagogía distinta (o una pedagogía, vamos) y, si no se es capaz de tenerla, creo que hay que dedicarse a otra cosa.
Ahora bien, más allá de este caso en particular, yo sí he sido testigo como alumno de decenas de situaciones análogas, en donde profesores se complacían en estigmatizar a compañeros míos, tildándolos de "bobos", "torpes", "malas personas", etc.
Y te aseguro que esos juicios calaban muy hondo en los chicos que los escuchaban.
"Yo creo que siendo adolescente, sea cual sea la situación, que te digan eso, es un balde de agua fría. Puede que dependiendo de la personalidad afecte más o menos, pero que algo afecta, estoy segura."
Tal cual. Y lo terrible es que nosotros podemos estar hablando de Phelps pero, ¿cuántas personas habrá que, habiendo recibido esa clase de juicios, por falta de confianza en sí mismas, no han logrado desarrollar toda su potencialidad? Eso es lo que me parece terrible. Los juicios negativos, recibidos desde la infancia, suelen ser una máquina de matar potencialidades. Hay que tener mucho cuidado, entonces, con lo que se dice.
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