martes, 12 de agosto de 2008
[el contraste]
es martes y son las once y pico de la noche. estoy frente a mi computadora leyendo blogs, firmando, boludeando de aquí para allá. escucho el silencio. es como un zumbido y cuanto menos ruido hay, más se nota. como cuando un micrófono acopla y emite un chillido infernal. de fondo se escuchan voces, como si vinera de diez pisos más arriba. pienso en los viernes a la noche. la comparación es inevitable. respetuoso de esas ceremonias, conservo apagadas las luces que iluminan esas ocasiones. en su lugar me ilumino con los focos del ventilador de techo. es deprimente. pienso: el viernes es poco. prendo la calculadora y escribo: 1/7. el resultado es inquietante: 0,14. arriesgado, con ganas de sumergirme en la desesperación, voy tras otro cálculo: 1-0,14. el resultado me abruma: 0,86. el ochenta y seis por ciento de mis días no tengo una noche de viernes. esta desproporción tiene que ser subsanada.
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5 comentarios:
Kco, no sea ud. picajoso y dejese de hacer operaciones matemáticas, que lo único que hacen es desalentarnos. Piense que ya estamos a miércoles, apenas dos días de nada y que el tiempo pasa volando.
Esos viernes suyos están alcanzando el rango de mito en mi imaginación.
Tengo un problema de audición que no me permite escuchar el silencio. Mis timpanos se ven invadidos por zumbidos, pitidos y un constante ruido de fondo que a la noche se hace más patente. Ahora ya me he acostumbrado pero fue muy duro al principio. Los pitidos no me dejaban dormir. Escuchar el silencio es algo que echo mucho de menos.
duro x.,
Yo suelo hacer ese tipo de cuentas. Por ejemplo, lo hago si quiero terminar un libro en cierto tiempo, para saber cuantas páginas tengo que leer por día (aunque eso no me abruma).
Existe la posibilidad de crear otro viernes? =)
Es una proporción pésima. Como suele ser la del trabajo, también: 5 a 2. O hablando en porcentajes: 71 contra 29. Un desastre.
Igual, lo complejo del tema es que no alcanza con lograr salir de esa dinámica. También es necesario un grupo de gente que haya logrado lo mismo que nosotros. Quiero decir, ¿de qué me sirve tener tiempo libre si no puedo contar con nadie? Sí, ok, me sirve, pero no a los efectos de multiplicar presuntos "viernes".
Igual, se los confieso: en este caso, el hecho de sentirme acompañado o no, no modifica en nada mis objetivos.
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