Recién me puse a cambiar el foquito de la lámpara que uso para el mueble de la computadora y, al mirarlo, se me dio por pensar en su estructura casi idéntica al patentado por Edison allá por 1879.
Por supuesto, hablo de los focos incandescentes, esos que a mí todavía me gusta usar cuando busco, deliberadamente, un tono de luz no demasiado blanco.
Mas allá de cualquier objeción que pueda hacérseles, lo reconozco, me gusta terriblemente la vigencia de este chirimbolo.
Por supuesto, hablo de los focos incandescentes, esos que a mí todavía me gusta usar cuando busco, deliberadamente, un tono de luz no demasiado blanco.
Mas allá de cualquier objeción que pueda hacérseles, lo reconozco, me gusta terriblemente la vigencia de este chirimbolo.
7 comentarios:
amo la luz.
los foquitos y los encendedores.
Che, ese foco se parece a una teta.
Esperanza
Esperanza, sos como los peronistas: incorregible.
Hablando de encendedores, el otro día, haciendo un poco de orden en Martínez, reapareció mi querido encendedor Colibrí.
Se acabaron los malditos fósforos.
Buena foto.
Sí, la verdad es que está muy buena.
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