Soy de las personas que prefieren las verdades a los cuentitos. Prefiero que una mujer me deje y no que me soporte. No le temo a la verdad. No le temo a la soledad. Me gusta saber las cosas que me pasan y los motivos.
Por eso me aburre escuchar a Cristina. Porque la escucho fabulando, perdida dentro de un mundo de ficción, llorando, sosteniendo necedades que nos hacen mucho daño, manipulando...
¿Cuánto tiempo tendremos que seguir escuchando historias de fábula? ¿Cuánto tardaremos en darnos cuenta, colectivamente, que la historia se construye haciendo y no esperando a que se haga?
Me pregunto si en este punto no hay algo en común con la religición. Digo, esta negación a aceptar la crudeza de la realidad y la preferencia por los bálsamos redentores...
9 comentarios:
Yo creo que en Occidente, desde que salimos de la Edad Media, estamos debetiéndonos entre la aceptación y el miedo a la libertad.
La salida de la Edad Media significa el abandono de un orden jerárquico y estático, que impide el progreso pero también el desamparo. El capitalismo, en cambio, concede libertad a cambio de desamparo colectivo. En ese sentido, el miedo a la libertad se manifiesta como odio al liberalismo, como necesidad de un padre (el Estado) que cuide de nosotros y nos dé un sentido de colectividad. La ficción de los discursos, la construcción ficcional de la realidad es, en este sentido, una huida de la libertad producto del miedo.
Es esperar que otro cuide de mí, que otro piense y haga por mí. Los discursos ficcionales tranquilizan y autodisculpan las propias debilidades.
Julián.
Es interesante la idea de que este odio al sistema que rige la libertad sea un miedo acérrimo por el desamparo.
Sería como dejar de ser niño perdiendo al padre. ¡Por dios, la civilización ha dejado de ser niño y ha perdido a su padre!
La idea que postulo está tomada del libro "El miedo a la libertad" de Erich Fromm, que fue un psicólogo alemán que trató de explicarse a sí mismo el origen de los totalitarismos europeos (en particular, el nazismo).
La idea de libertad, tal como la concibió la Europa del siglo XVI, era algo absolutamente ajeno a las costumbres que habían imperado durante más de mil años. El orden terrenal era cerrado, estático y jerárquico. El liberalismo y su consecuencia lógica (el capitalismo) violentan completamente esos valores, y empujan al ser humano a una madurez para la que todavía no está preparado y no siente. En eso, por ejemplo, se tocan los extremos: la extrema derecha y la extrema izquierda odian por igual las ideas liberales. Son dos formas distintas de miedo a la libertad. Son dos formas distintas de matar al individuo y fundirlo en la idea de "masa".
Julián.
Buenísimo este nuevo comment.
Estaba pensando en lo que decías de la ficción en los discursos políticos y se me ocurrió contrastar dos actividades humanas nacidas en Grecia: la política y la filosofía.
Una, apela a lo peor del ser humano: su flojera, sus bajas pasiones, su necesidad de escuchar cuentos de hadas en desmedro de la realidad. La otra, en cambio, lo confronta, lo hace cuestionarse a sí mismo y al mundo que lo rodea, busca la superación en todos los campos.
Con la política nació la retórica, y por tanto también la demagogia. Había que convencer a la masa, no probar la veracidad de un argumento.
Aristóteles, como buen filósofo, postulaba la aristocracia (es decir, el gobierno de los mejores, los filósofos). La tiranía del número, sin embargo, impuso el gobierno de los mentirosos, tal vez porque la masa no soporta más que mentiras.
Julián.
¡Gracias!
Julián.
"tal vez porque la masa no soporta más que mentiras."
Me gustó mucho esa frase.
Julián hay algo en tu forma de explicar las cosas, y en las frases o pensamientos que utilizas para fundamentar tus opiniones, que me hace verte como un filósofo, y no cómo un abogado.
n.,
miro dos fechas.
firma de julián: 29 de mayo.
firma de la mocosa: 17 de junio.
me parece que ese sistema de revisión te hace responder muy tarde.
Que firme ahorra no significa que no lo haya leido antes.
n.,
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