domingo, 12 de febrero de 2012

Esto salió en el diario La Nación, creo que hoy

Habla del café San Bernardo, el antro al que voy a jugar al ping pong:

"En el café San Bernardo se puede hacer de todo y en cualquier momento. Está abierto las 24 horas, siempre listo para un aperitivo, un café con leche, una tortilla de papas, un desafío al burako, al truco, a los dados o al ajedrez, un partido de pool, de billar o de ping-pong, descalzo o con tacos de diez centímetros. Se puede entrar con bicicleta, fumar (aunque un cartel en la barra ordene lo contrario y se convierta en lo único molesto del lugar), festejar cumpleaños, quedarse dormido en una silla o bien tomar clases de alguno de estos deportes de mesa, porque siempre hay algún federado dispuesto a ayudar a los novatos, que son legión.
El estilo de los parroquianos es ecléctico: son mayoría los hombres, bienhumorados, aparentemente jubilados, que miran partidos de fútbol en la tele y juegan a todo en grupos numerosos. Pero mujeres de esa edad no hay. Le sigue un curioso grupo de jóvenes que, se ve, no trabaja los miércoles y, por eso, se reúnen los martes bien entrada la noche en el fondo, entre las mesas de ping-pong, a jugar, pasar música y hacer sociales. Son reuniones multitudinarias que se extienden hasta la madrugada (precaución: si se pretende encontrar mesa y jugar distendido, mejor pasar otro día). En menor porcentaje, ahí están los jóvenes del barrio, los turistas y un grupo de japoneses más que asiduos y ases del billar.
Queda en Corrientes 5436, entre Acevedo y Gurruchaga, Villa Crespo. Tiene Wi-Fi y un cuadro de Gardel, y es injusto que no figure en la lista de los cafés notables (se cuenta, por ejemplo, que ahí debutó la poderosa orquesta de Osvaldo Pugliese)."

2 comentarios:

Anónimo dijo...

lindo bolichón.





a.

Julián dijo...

Quizás después me pego una vuelta con Esperanza.