miércoles, 20 de junio de 2012

Hoy, a las 11 de la mañana y como todos los días desde hace un mes, mi madre me toca timbre para acometer una nueva y agotadora jornada de embalajes, descarte de porquerías y no tanto, etc.
También, desde las 11, hay una alarma que no para (lo juro, hay un ser al que le deseo la muerte que puso esa alarma en un auto y que suena en forma ininterrumpida desde hace nada menos que 6 horas).
Y como tengo que trabajar mucho en el living no puedo bloquearla con música (aunque igual 6 horas seguidas de música sería demasiado, hasta para mí).
Gracias, Señor, por este maravilloso día.

7 comentarios:

Sk dijo...

Sacá una leffe de la nevera que te la merecés.

Julián dijo...

jejeje, me encanta cuando hablás en argento, ks.
te voy a hacer caso!

Julián dijo...

bueno, en verdad lo de nevera no es muy argento que digamos; el resto sí.

Sk dijo...

Sí y me di cuenta, lo que pasa que no me salió el palabro que corresponde.

:D

Julián dijo...

Heladera.

;)

Sk dijo...

Esa!!!


jijijiji

Julián dijo...

La verdad es que estoy realmente agotado de toda esta situación.
Mi madre viene y está todo el día, pero después se va a su casa y todo sigue como siempre.
Yo en cambio me quedo en medio del huracán, esquivando objetos al caminar, viendo una cama desarmada mientras como, etc.
Vamos, que yo soy el único que efectivamente está mudándose, y mi madre, para evitarle a mi tío el inconveniente de pagar un mes más de alquiler para el departamento de mis primos, se comprometió con una fecha de entrega que ha terminado emputeciéndonos la vida a todos (la de ella incluida) durante este último mes.
La idea de mi abuelo era que el cambio fuera tranquilo, que todo esto siguiera funcionando por un tiempo. En lugar de eso, mi madre viene todos los santos días para trabajar en la mudanza y se va casi a la noche. Ni en los feriados hay descanso. Si al menos hubiéramos podido quedarnos hasta fines de junio, teníamos un mínimo más de aire. Pero así... qué va. Estoy totalmente limado.