Un poco de criterio

Hace rato que en Argentina se ha instalado el fantasma de una salida anticipada del gobierno.
Como consecuencia de esto, y producto de los sucesivos golpes de Estado sufridos por el país a lo largo del siglo XX, la gente (en su mayoría de buena fe, hay que decirlo) considera que el gobierno tiene que cumplir su mandato como corresponde y que cualquier otro escenario no es más que una vuelta al peor de los pasados.
Una vez más, el gran ausente en la Argentina es el criterio.
Que un gobierno haya sido elegido mediante el voto sólo le da legitimidad de origen. Hasta ahí, cumplimos con la cláusula democrática. Pero mucho me temo que no alcanza.
Esto es, o debería ser según nuestra Constitución, una democracia republicana apoyada en un Estado de Derecho (es decir, imperio de la ley). Entonces, me pregunto: ¿qué hace una república seria cuando un gobernante elegido en forma democrática ejerce su cargo violando las leyes? Promueve un juicio político. Es acá entonces en donde la cosa empieza a aclararse. Yo creo que existe una lista interminable de cosas por las cuales esta presidenta merece un juicio político. Entre otras, haber mandado fuerzas de choque para desplazar a palazos y trompadas a ciudadanos que se manifestaban en forma pacífica en la Plaza de Mayo (esto está tan probado como que el líder de esa fuerza de choque apareció en un palco oficial al día siguiente).
No la quiero hacer más larga porque creo que con esto ya queda claro el punto. A ver si nos entendemos: Estados Unidos destituyó a un presidente (Nixon) por el Watergate. El Watergate, en Argentina, es con suerte comidilla de los medios de prensa.
Yo no soy golpista ni antidemocrático. Pretendo, eso sí, vivir en una república en la que exista el Estado de Derecho y la Constitución signifique algo. Quien gobierna violando las leyes no es democrático; es un dictador de cuarta.