Queridos amigos, estoy ya a mitad del camino de esta dieta siropesca, y creo que alcanzaré sin problemas la primera meta que me fijé, que es llegar a la noche de mañana Martes con mi ayuno cumplido.
El sábado fue mi peor día: realmente quería matar a alguien; afortunadamente hoy ya no me siento así. Continuo pensando mucho en comida, y con numerosos antojos. No siento hambre, y diría que apenas estoy algo asqueado del menjunje que tomo a razón de dos litros por día.
Creo que he perdido algo de peso, no podría especificar cuánto. pero creo que no mucho, un kilo, quizás dos.
Lo que me más me ha llamado la atención de este periodo de ayuno es el cambio en la energía mental: estoy mucho más despierto y alerta, con el ritmo de pensamiento más acelerado. Como les mencioné, la comida como tema no dejo de revolotear en mi cabeza, y fue notable registrar el lugar primordial que ocupa en mi vida, en mi tiempo. No me refiero a la importancia nutritiva, creo que está claro, sino al espacio que ocupa como generador de programas, como modo de ocupar mi tiempo, como forma de diversión. Desde esa perspectiva, se me hizo posible plantearme algunas preguntas, confirmarme algunas certezas.
Curiosamente no extraño el alcohol, para nada. Todavía no encuentro una buena explicación para esto.
Sospecho que el ritmo laboral de la semana me ayudará a llegar al viernes con la dieta cumplicada al pie de la letra, sin pecadillos de por medio.
Gracias por las palabras de aliento recibidas!
Salutti para todos
Loon
5 comentarios:
grande, michi! gracias por confirmarme una vez más la relación yin-yang.
el hambre te yanguiniza, te pone más alerta, rápido, preparado para cualquier movimiento. también por eso estás más cabrón, propenso a una trifulca.
la sobrealimentación, en cambio, te vuelve muy yin. las características del yin es la expansión, la falta de energía, la languidez, el no conflicto, etc.
la fotografía perfecta del extremo yin es la marihuana: amistad con el universo, falta de voluntad, de fuerza, de concentración.
la comida es todo, man. ocupa un lugar enorme en nuestras vidas y como bien decís, cuando la eliminás -temporalmente- te das cuenta de ello.
y toda la carrocería entra en un shock tremendo, que con los días se disipa.
Michi, estás solo en este viaje, o tu chica te acompaña?
Yo nunca he hecho ayuno.
Debe ser interesante para explorar las reacciones del cuerpo.
Quizás algo así sea interesante para purificar las tuberías y bajarse del tren bala gastronómico.
El paso siguiente que está bueno dar es el de ir cambiando de a poco la calidad de los alimentos. Parece mentira, pero si uno va arrinconando los alimentos procesados, los muy grasosos y salados y los muy dulces y los cambia por integrales y orgánicos (repito, de a poco) se va ganando muchísimo en bienestar y encima la balanza acompaña.
La buena noticia es que hay un mundo de alimentos ricos y sanos para hacer ese cambio. Arroz yamaní, fideos soba, pan integral (recomiendo todo lo de Hausbrot), seitán, té verde, todo tipo de vegetales salteados, etc. etc.
Muchas veces es más cuestión de tomarle la mano a esa nueva cocina que otra cosa.
Es un mundo que vale la pena descubrir, realmente.
Una curiosidad: cuando yo empecé a incorporar muchas de esas cosas (té verde, pan integral, dulces integrales -menos cantidad que antes-, arroz yamaní, fideos soba, seitán, pescado, mucho vegetal salteado, etc.) y a eliminar otras (comida procesada, harinas blancas, azúcar blanca, bebidas industriales, etc.) en dos meses bajé 5 kilos, a pesar de haber subido la cantidad (ejemplo: antes me hacía 70 gramos de arroz; ahora 100).
En verdad se trata de ir reeducando el paladar.
La verdad es que uno termina medio drogado con tanta cosa industrial, tanta azúcar, grasa, colorantes, saborizantes, etc. y el paladar necesita algo de tiempo para reencontrarse con los sabores de la naturaleza.
Por ejemplo, si hace un año me hubieran dicho que en lugar de ponerle queso rallado al arroz le iba a poner semillas de sésamo habría salido corriendo. Y la verdad es que en este momento me encantan las semillas y el queso rallado me parece muy fuerte, como que arruina el gusto del arroz (sólo lo uso cuando muy de vez en cuando me dan ganas de comer ravioles o algo así).
Ojo, no es cuestión de hacer algo estricto, pero sí está bueno como principio orientador.
Después naturalmente se va avanzando porque, como digo, hay cosas muy ricas y con las que uno se siente física y mentalmente de puta madre.
no podría estar más de acuerdo
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