lunes, 19 de octubre de 2009

Cosos que no cambian

Desde que Cosi se enteró por acá de la existencia de "libra" que se comporta como el más grande de los celosos y posesivos. Cuando vamos por la calle me lleva tomada del cuello, me llama por teléfono siempre a las dos o tres de la mañana para asegurarse de que estoy en casa, etc.
La otra noche, entre gritos, me dijo que no está bien que yo me vea con otros hombres, que a él le hace mal y que, además, no es correcto que una mujer haga eso. Yo le contesté que él no puede pedirme exclusividad si no está dispuesto a ofrecérmela. Como mi respuesta no lo convenció, le pedí que lo consultara con sus amigos para que se diera cuenta de que, lo que le decía, era lo más lógico.
En nuestro posterior encuentro me trató de atorranta. Resulta que no tuvo mejor idea que consultar nuestro problema con el Dandy, quien le aconsejó que me diera un revés y que dejara de charlar tanto conmigo sobre la relación. Dijo Cosi, que según el Dandy, ahí estaba nuestro problema, porque a las mujeres sólo se les habla para decirles lo que tienen qué hacer y no para sugerirles cosas.
Por supuesto que Cosito no me dio ese revés, él sería incapaz de hacer algo así; pero siguió los demás consejos de su amigo y me dio un ultimatum: "O te dejás de tanto amiguito o perdés mi calor para siem...". Y no terminó la frase porque pasó haciendo ejercicio una chica de calza roja. Y, como no podía ser de otra manera, se fue trotando detrás de ella con el trillado saludo "Adiós corazón de arroz, lo que me cuelga es para vos".

2 comentarios:

Kco dijo...

todo el mundo quiere ser único.

Flowers dijo...

A veces, contadas veces, no es lo que nos importa.