miércoles, 14 de diciembre de 2011

Prudential

Hace casi un año, un poco antes de que naciera Ella, contraté un seguro de vida. La semana pasada me reuní nuevamente con el asesor del seguro para revisar algunos detalles de mi poliza, y en un momento no me quedó claro lo que me estaba explicando, y entonces intenté confirmar con él lo que había entendido:
—Entonces, si yo me mue...
—Cuando yo me mue...
—Si no estás —me socorrió el asesor con una leve sonrisa y un gesto afirmativo de cabeza — cuando ya no estés, sí, decime...
Es extraño pero sentí un inmenso alivio con esa ayuda; en ese momento no podía iniciar mi discurso citando mi propia muerte.
Luego, con la reunión ya concluida, me quedé pensando en ese episodio, imaginé cursos para vendedores de seguros, técnicas de ventas, ejercicios para practicar el uso del recurso "cuando ya no estés", la recomendación firme de evitar la palabra muerte en todo momento, y con cierta vergüenza, me sentí testigo directo de su efectividad.
Extrañamente el tema quedó rondando en mi cabeza, pensé la frase "cuando ya no estés", la repetí, y de a poco, se me fue haciendo una idea asible, manejable, posible de visualizar. El mundo andando, todo igual, simplemente que es uno el que no está.  
  
 
 

4 comentarios:

Julián dijo...

"La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía
que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho
me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese
cambio era el primero de una serie infinita".

Julián dijo...

El final del post me recordó el principio de "El Aleph".

Es jodido lidiar con la idea de la propia muerte, aunque creo que es más jodido aún lidiar con la idea de la propia decadencia.

Kco dijo...

me cuesta más lidiar con mi desaparición, con la imposibilidad de seguir testificando al mundo, que la idea en sí de mi decandencia (y no porque mi decadencia me sea indiferente)

Anónimo dijo...

A mí me pesa más la decadencia. La idea de no estar no me inquieta. Al menos por ahora. Me pesa más lo mal que "estoy estando".

:D

Sk