Hoy a la mañana fui a hacer un trámite a la municipalidad de San Isidro.
Mientras esperaba, reparé en uno de los empleados que hacía alguna tarea en la parte del fondo de la oficina. El hastío gobernaba toda su expresión. Era una suerte de Esperanza entrado en años (imagínense).
En un momento, ví que se arrimaba a la mesa de recepción y se ponía a revisar los números. "Estoy perdido", pensé. "68". Te jodiste, Julián. Puse mi mejor cara, dije buen día y traté de atravesar la situación con la mayor dignidad posible.
Al final, obtuve mi formulario sellado y pregunté si debía pagar algún canon.
"No, es gratuito... por ahora", contestó con una sonrisa el viejo burócrata.
Sí, el burócrata sonrió. Y yo me fui del lugar saboreando mi pequeña victoria.
2 comentarios:
Te sonrió! jaja eso sí que es un milagro, es extremadamente raro que te ofrezcan una sonrisa aunque sea una pequeñita pero por lo general sólo te ven y hablan feo jaja damn...
bien.
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