domingo, 24 de octubre de 2010

cuando me levanto de la sillita me doy cuenta de que estoy jodido. por eso me levanto. sé que me queda poco tiempo. tengo que atravesar una habitación cargada de gente, bajar una escalera, pasar una puerta, esperar a que la chica de la puerta de calle me abra y recién ahí dejarme caer al pasto. sé que es casi imposible pero no se me ocurre otra solución. salgo del balcón, atravieso el cuarto, bajo la escalera, paso la primera puerta, llego a la chica que me tiene que abrir y tengo la impresión de estar en un sueño muy poco nítido, rebotando contra las paredes. estoy dormido, soñando. tengo los ojos cerrados. escucho hablar de mí. cuando los abro tardo en entender la situación. estoy tirado en el piso, hay cinco chicas que me miran, que se dicen cosas y que empiezan con la tarea de rescate. me recuestan en un costado, me preguntan quién soy, si estoy solo, qué tomé, si comí, qué fumé, especulan con las combinaciones de estómago vacío - alcohol - marihuana, me retan, asisten. la situación me resulta por demás embarazosa. tirado a un costado, soy una ballena encallada en un banco de arena. gradualmente voy sintiendo dolores en distintas partes de la cabeza. más tarde, cuando mi media naranja y mis amigos/as me encuentran en ese estado no puedo creer el papelón que estoy representando. espero unos minutos más, junto coraje y salgo a la calle. presumiblemente pasa lo que tenía que pasar. el final lógico para esa situación. en seguida  me siento mejor. cagado a palos, pero mejor. y así vuelvo, con la dignidad herida, la cabeza abollada y un hambre devastador.

moraleja: estómago vacío, cuatro tragos y nicotina (para un no fumador de nicotina) no hacen buen maridaje.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Joer, me he visto. En mi caso es la combinación porros, alcohol y mucha gente.

Sk