Durante la infancia, algunos se calzan trajes, imaginan que son superhéroes y encarnan la batalla contra el mal. Cuando crecen, las caracterizaciones fantásticas se vuelven eventuales disfraces y, a veces, lo único que perdura es el deseo de tener poderes para transformar la realidad. Sin embargo, un hombre de 41 años lleva el rostro enmascarado, un escudo en la mano, está íntegramente vestido de azul y recorre las calles de Lanús Este. Cuando le preguntan quién es, dice que se llama Menganno, y aclara: "Ser solidario y bueno no es estar loco".
Puede ser, pero andar en moto, disfrazado de superheroe, si es de locos...
2 comentarios:
más allá de si está loco o no (aunque no es más allá, pero bueno) admiro a la gente que no tiene sentido del ridículo.
en mi vida me he topado con unos pocos. les profeso la mayor de mis admiraciones.
te imaginas andar de noche por ese barrio y que se t aparezca ese sujeto? q experiencia no?
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