jueves, 2 de mayo de 2013

Tobogán

Jueves al mediodía, tengo agendado un almuerzo con un amigo. Cortó mi trabajo a las 13.15, lockeo mi pc, me pongo el piloto y bajo a la calle. Llego al restaurant y pido un jerez mientras espero a que mi amigo aparezca.  Cinco minutos después lo veo aparecer entre las mesas con una sonrisa. Nos abrazamos, nos sentamos, recorremos juntos el menú.

_ Qué comemos?

Una cosa, la otra, si, no, acordamos pastas. Se acerca el mozo. Yo ordeno los platos,  agua sin gas para beber.

_ Algo más? pregunta el mozo

Mi amigo mira el menú y mientras el mozo espera, dice:

_ Hoy hay parrillada especial de mariscos

Le brillan los ojos.

Miro al mozo y repito:

_ Parrillada de mariscos.

El mozo tacha el pedido anterior y toma nota nuevamente,

_¿Para beber? –pregunta

La respuesta es coincidente y en stereo

_ Vino blanco.

Mi amigo elige el vino, y retomamos la conversación.

La parrillada es una locura, el vino fluye deliciosamente.
Son las 14.30 y me siento contento y un poco en pedo. MI amigo tiene una reunión de trabajo a las 15.30, yo tengo que volver a la oficina. Y tengo ganas de pedir otra botella, de lo que sea. Hago un esfuerzo, me concentro, y me reprimo, al tiempo que cruzo los dedos, esperando que a mi amigo no se le ocurra pedir más alcohol, sé que no podré negarme. Estoy ahí, sentado en el descanso superior del tobogán, un pequeño empujoncito y…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jjeje, qué demonio, eh.









a.

Kco dijo...

jejejej

sincronía espacial, michi. hoy, después de más de 30 días, fumé mi primer porro.

estoy bizco.