Jueves al mediodía, tengo agendado un almuerzo con un amigo. Cortó mi trabajo a las 13.15, lockeo mi pc, me pongo el piloto y bajo a la calle. Llego al restaurant y pido un jerez mientras espero a que mi amigo aparezca. Cinco minutos después lo veo aparecer entre las mesas con una sonrisa. Nos abrazamos, nos sentamos, recorremos juntos el menú.
_ Qué comemos?
Una cosa, la otra, si, no, acordamos pastas. Se acerca el mozo. Yo ordeno los platos, agua sin gas para beber.
_ Algo más? pregunta el mozo
Mi amigo mira el menú y mientras el mozo espera, dice:
_ Hoy hay parrillada especial de mariscos
Le brillan los ojos.
Miro al mozo y repito:
_ Parrillada de mariscos.
El mozo tacha el pedido anterior y toma nota nuevamente,
_¿Para beber? –pregunta
La respuesta es coincidente y en stereo
_ Vino blanco.
Mi amigo elige el vino, y retomamos la conversación.
La parrillada es una locura, el vino fluye deliciosamente.
Son las 14.30 y me siento contento y un poco en pedo. MI amigo tiene una reunión de trabajo a las 15.30, yo tengo que volver a la oficina. Y tengo ganas de pedir otra botella, de lo que sea. Hago un esfuerzo, me concentro, y me reprimo, al tiempo que cruzo los dedos, esperando que a mi amigo no se le ocurra pedir más alcohol, sé que no podré negarme. Estoy ahí, sentado en el descanso superior del tobogán, un pequeño empujoncito y…
2 comentarios:
jjeje, qué demonio, eh.
a.
jejejej
sincronía espacial, michi. hoy, después de más de 30 días, fumé mi primer porro.
estoy bizco.
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