encontré caminando a su lado algunas cuadras. Entonces le dije
lo que me había estado rondando por la cabeza. Belano, le dije,
el meollo de la cuestión es saber si el mal (o el delito o el crimen
o como usted quiera llamarle) es casual o causal. Si es causal,
podemos luchar contra él, es difícil de derrotar pero hay una posibilidad, más o menos como dos boxeadores del mismo peso. Si
es casual, por el contrario, estamos jodidos. Que Dios, si existe,
nos pille confesados. Y a eso se resume todo.
Enviado de Samsung Mobile
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