jueves, 27 de febrero de 2014

Despues nos unimos a la conversación general. Sobre el mal, sobre la malignidad como ya le dije. El amigo Belano hizo dos o tres observaciones bastante pertinentes. Yo no abrí la boca. Se bebió mucho vino aquella noche y cuando nos fuimos, sin saber cómo, me
encontré caminando a su lado algunas cuadras. Entonces le dije
lo que me había estado rondando por la cabeza. Belano, le dije,
el meollo de la cuestión es saber si el mal (o el delito o el crimen
o como usted quiera llamarle) es casual o causal. Si es causal,
podemos luchar contra él, es difícil de derrotar pero hay una posibilidad, más o menos como dos boxeadores del mismo peso. Si
es casual, por el contrario, estamos jodidos. Que Dios, si existe,
nos pille confesados. Y a eso se resume todo.



Enviado de Samsung Mobile

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