Días atrás me enteré que una persona que conozco - conocer es un decir, un conocido, un amigo de un amigo digamos- fue detenido acusado de asesinar a una persona. La noticia me conmovió, la historia es horrorosa, macabra, y me cuesta imaginar a esa persona en esa situación.
El caso no está completamente esclarecido, la Justicia tiene dudas, pero el flaco está en cana mientras tanto –quizás injustamente, quizás no-.
Durante días pensé constantemente en esto, recordé las pocas veces que lo vi en mi casa, que me había parecido un loco simpático, bastante gracioso.
Imaginar su presente en el penal me estremece.
Sus amigos están en shock, intentan ayudar, especulan sobre lo que verdaderamente ocurrió, se contienen entre ellos.
No puedo decir que estoy apenado -ni mucho menos-, sí impresionado. Cualquiera sea el resultado final, la historia ya es tremenda.
Supongo que lo que me impresiona es el horror cercano, como el eco de los gritos de alguien que cae en un abismo.
3 comentarios:
No es Esperanza,, no?
terrible. el horror cercano.
por otra parte, la cárcel es un lugar para marginales. los tiernos deben ser devorados.
Sí, la cárcel es el infierno mismo, sin dudas.
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