jueves, 24 de mayo de 2012

Un año y medio sin contracturas, sin resfríos, sin gripe, sin tos, sin dolores de cabeza, en fin, sin malestares físicos. Oh yeah!

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya llevas tanto con la macro? Por dios como pasa el tiempo.

Sk

Julián dijo...

En realidad yo no hago alimentación macro, Sk.
Decir eso sería atribuirme un mérito que no me corresponde.
Sí es cierto que he tomado muchas ideas de esa filosofía y lo tengo como algo orientador.
Mi alimentación hoy se basa en cereales integrales, semillas, vegetales varios y muy poca carne (carne magra; en breve casi exclusivamente pescado y pechuga de pollo).
No consumo harinas blancas, ni azúcar (algo de azúcar integral mascabo, a veces), ni casi ningún producto industrial con conservantes, colorantes, saborizantes, etc. (o sea, prácticamente nada de lo que vende un supermercado).
En síntesis: tomo té verde, como panificados integrales, mermeladas hechas con fructosa, budines hechos con harina integral, azúcar integral y/o miel, y comidas cuya base son los cereales integrales (sobre todo arroz yamaní, aunque también mijo y fideos soba) combinados con vegetales (salteados o ensaladas) y proteínas a veces vegetales (seitán al wok con salsa de soja o milanesas de aduki) y otras animales (milanesas de pesceto y en breve de pechuga de pollo orgánico).
Ah, me olvidaba: también guisos de lentejas o garbanzos, también con vegetales y seitán. Y cada tanto, pizzas, empanadas, etc. Siempre con el concepto harinas integrales/vegetales/cereales.
Ese es el esqueleto, y lo describo con cierto detalle por si a alguien le interesa.
Obvio que hay más cosas, y también a veces hago desarreglos, pero la cosa anda por ahí.
Integral, orgánico, natural, poco procesado, no químico. Con esas palabras se construye una salud grosa y duradera.

Julián dijo...

Y lo que hablamos muchas veces con Kco o Miguel, otro de nuestros amigos bastante metido en este cambio: no es durar, no es vivir 120 años, es calidad de vida.
Te sentís increíblemente bien, una pluma. Tenés otro tipo de energía.
Y una experiencia que puedo transmitir: cuando el cuerpo se acostumbra a comer natural, termina desarrollando mucho placer por todos esos alimentos.
A mí el arroz yamaní y los vegetales salteados o las ensaladas me alucinan.
Pero claro, el cuerpo viene como medio drogado de antes y hay un período de adaptación que no es fácil. Pero puedo asegurar que una vez que el cuerpo empieza a acomodarse, comer esas cosas se vuelve muy placentero (además de que como toda cocina, hay que llegar a dominarla; yo que era un experto en arroces, con el yamaní tuve que arrancar casi de cero y me llevó meses llegar a desarrollar la cocción óptima).
Como corolario, se puede comer mucho. Bah, llega un punto en el que no querés comer más, no es como la comida bomba que no podés parar. Lo que digo es que no es una puta dieta, ese concepto de mierda basado en prohibiciones o restricción de la comida.
La gente con problemas de sobrepeso se maravillaría de los resultados de este tipo de alimentación: no se cagarían de hambre en absoluto y bajarían de peso.

Anónimo dijo...

En estas últimas semanas, debe ser una señal, estoy tropezándome con documentales e informaciones varias sobre alimentación. O quizás debería decir nutrición.

Uno de los documentales trataba del poco caso que se le hace a este tema en la medicina actual. La idea parte de la premisa de que el cuerpo humano tiene un sistema inmunológico estupendo, que se potencia a través de los alimentos que consumimos.

Otro reportaje interesantísimo trataba del brutal grado de intoxicación en el que vivimos. Ya no por el aire que respiramos, también nos envenenamos con la mierda de aditivos y conservantes alimenticios, y lo que más me pasmó de todo, los productos cosméticos y de limpieza llevan un montón de componentes dudosos.

La verdad, me resulta muy descorazonador todo este tema. Hemos creado un mundo insano, y lo peor, dependemos de tantas cosas que una siente que no hay escapatoria.

Sk

Julián dijo...

Exacto. El cuerpo es una máquina que funciona mucho mejor de lo que nosotros suponemos, y el sistema inmunológico, como bien decís, es en sí muy bueno.
El problema es que uno desde que nace come muy mal, entonces no tiene marco de referencia.
Considera normal resfriarse/engriparse todos los años, considera normal tener contracturas, etc. También consideramos normal tener cáncer a edades avanzadas y un montón más de cosas.
El sentido común nos dice algo: el cuerpo es una máquina que evolucionó durante millones de años y se adaptó a los alimentos que lo rodean. Nada bueno puede surgir de alejarse de esos alimentos.
Los químicos no son otra cosa que veneno, y un cuerpo envenenado enferma, porque la reproducción celular se "nutre" de alimentos basura.
La buena noticia es que hoy existe muchísima información y sí hay escapatoria.
Es cierto que estamos rodeados, por decirlo de alguna manera, pero seguimos teniendo el poder de elegir.
Los alimentos están. Es cuestión de ir a buscarlos.
Y otra cosa: el cuerpo es híper noble.
Yo no hago una alimentación estrictamente natural todavía. Hago desarreglos, etc. Y aún así, dejé de enfermarme. Es como que el cuerpo puede procesar bien ese pequeño maltrato si la base que se le da es buena.

Julián dijo...

La filosofía médica occidental es terrible.
Puro atacar síntomas.
Para todo te meten un remedio, o sea más químicos.
Pobre cuerpo, bastante se la banca...