Lo peor de cada signo

Necesito que me confirméis vuestros datos. Si no recuerdo mal me faltaba el Júpiter de Ale y Flow.

• Kco: 5 de agosto del 75 a las 05:30, Las Flores.
  
• Julián: a ti te perdí por completo.
• n: 15 de agosto del 92 a las 1:40, Castelar.
• Loon: 18 de mayo del 73 a las 13:00, Comodoro Rivadavia.
• Agustín: 10 de octubre del 75 a las 3:45, Mar del Plata.
• Ale: 11 de agosto del 76 a las 11:45, San Isidro.
• Condesa: 13 de agosto del 77 a las 9:00, Puebla.
• Flowers: 8 de febrero del 86 a las 2:45, Buenos Aires.
  

Mientras me respondéis y me organizo, dejo aquí este posteo. Se trata de una generalidad por signo solar en plan de coña. Exagera los rasgos negativos de todos y habla de las "compatibilidades" entre signos. Es muy divertido. Al menos yo me río mucho. Condesa, esto tú ya lo conoces de Guardianes. Empezamos por riguroso orden astrológico.

LO PEOR DE TAURO

Signo de tierra, regido por Venus, femenino y fijo. Su símbolo es el toro.
Lindezas características: Agobio, avaricia, celos, conservadurismo, dogmatismo, exigencia, gula, ideas fijas, indecisión, inflexibilidad, materialismo, obstinación, pasividad, pereza, pesadez, posesividad, reacciones lentas, recelo, rencor, testarudez.
Frase favorita:Pienso, luego insisto.
Lema:La vida es breve, gózala despacito y así te durará más.


Tantos disgustos me hacen engordar


El paladar de Tauro es fino… y su estómago tiene el tamaño del de un elefante, si bien no se conformará sólo con vivir de hierbajos. Su necesidad de alimentarse –perdón, de atiborrarse- sobrepasa con creces la necesidad de respirar. Si fuese posible disminuiría, o directamente sacrificaría, cualquier otra actividad con tal de contar con más tiempo para llevarse algo a la boca, su deporte favorito. Sobra añadir aquí que su manifiesta tendencia a la obesidad no se debe a los nervios, precisamente.

Si tiene razón, bien, y si no, también. Cualquiera que haya mantenido una discusión alguna vez con este nativo, sabe que hacen falta mucho más que buenos argumentos y muchas dosis de paciencia para llegar a un entendimiento con él. Es animal de ideas fijas, petrificadas, terco como una mula terca. Por ello, su tendencia a incurrir en los mismos errores una y otra vez es notable. Esta actitud obstinada, pesada como una roca y su escasa visión de futuro y aún más escasa adaptabilidad a los cambios, pueden destrozar los nervios de las personas con mentalidad más disponible.

Pero comer y beber no son los únicos placeres para Tauro. También se gana un puesto sobresaliente su afán acumulativo. Amasa bienes en forma de casas, muebles, joyas y diversos objetos de valor, porque le fascina todo lo caro y valioso. Eso sí, pretende ahorrarse hasta la última moneda. Verle ofreciendo una limosna es puro milagro. Su adjetivo más calificativo: usurero.

Tauro no es celoso, ni muy celoso, la definición exacta para retratarlo sería: celosísimo hasta el paroxismo. Desde los primeros días de su relación su pareja observará que ya no puede hablar ni dirigirse con la misma naturalidad de antes a otras personas, especialmente si son del sexo opuesto. Un simple e inocente saludo, puede suscitar las más terribles sospechas en el toro, que se reconcomerá por dentro hasta saber quién es aquella persona, de qué la conoce y qué grado de confianza hay entre ambos. Si la respuesta a todas sus dudas no le satisface, lo que no suele ser raro, comenzará a hacer objeto de reproches insistentes e insinuaciones malévolas a su pareja, destinadas a amargarle la vida, lenta pero muy contundentemente. Esta relación durará, por regla general, el tiempo que el otro aguante situación tan tirante e incomoda.

Posibles Tauro de ficción: Gargantúa, Falstaff, Obélix, Pantagruel, Sancho Panza, Von Munchausen.

Lo peor de Tauro con…


Tauro-Aries

En el terreno práctico se pueden entender perfectamente en un momento dado, pero es imprescindible que ambos aprendan a ceder parte de su terreno, en beneficio del otro, aunque a ninguno de los dos les resulte fácil. Pese a que Aries es muy fiel, los celos y posesividad de Tauro le resultarán insoportables, y Tauro no pasará por alto el empeño de Aries de llevar siempre la voz cantante en todo. Tauro puede llegar a ser pesadísimo, pero en la cama se lo pasarán bien si Aries tiene la suficiente paciencia. Los hijos de esta pareja, además de no saber muy bien cómo posicionarse en el mundo que le ha tocado vivir, tenderán a ser intransigentes.


Tauro-Tauro

Sus sitios preferidos de la casa: la cocina y la habitación que comparten, es decir, los mejores lugares para ejercitar sus dos actividades preferidas, que son comer y dormir la siesta. Cierto que también les gusta jugar a los médicos, pero siempre sin olvidarse de descansar, que el juego cansa mucho. Podrán sobrellevar muy bien la relación si son los dos igual de aburridos, porque como uno sea mas activo, traerá de cabeza al otro con sus salidas de tono. Sus hijos luchan por no ser tan entrados en carne ni tan apáticos como sus progenitores.


Tauro-Géminis

Si Géminis pasa por alto que no le cae bien en absoluto a Tauro, quien lo considera un bocazas, pusilánime, estúpido y patoso, y Tauro hace la vista gorda y le ríe de vez en cuando sus supuestas gracias a Géminis, la cosa puede tirar para adelante. De lo contrario, mejor que ni siquiera se encamen, pues se ahorrarán dos trabajos: el de subirse a este mueble tan sufrido y el de volver a bajar del mismo, pero con un buen berrinche en el cuerpo. De haber hijos de esta pareja, por el bien de los mismos es recomendable que Tauro los de a educar a la abuela.


Tauro-Cáncer

Puede ser una relación ideal, tanto afectiva, como amorosa o sexual, llena de colorido y vistosidad, pero siempre y cuando Cáncer sepa inventar constantemente nuevos juegos y situaciones para sorprender a Tauro, pero sin cansarlo, y Tauro sepa desplegar toda su sensualidad y se deje de remolonerías inoportunas. De no ser así, caerán en la rutina y Tauro se dedicará a engordar mientras Cáncer duerme. Sus hijos tenderán a ser gorditos, perezosos, dormilones y poco amigos de excursiones y deportes.


Tauro-Leo

Otra típica pareja zodiacal incompatible, porque sus estilos de vida manifiestan diferencias importantísimas. Ahora bien, si Tauro, casero hasta la médula, permite que Leo deambule por ahí a su antojo y reprime el más mínimo celo, y si Leo padece una crisis de valores y se vuelve humilde y comprensivo hacia Tauro, la cosa podría funcionar medianamente. Bien es cierto que ambos supuestos son pura ciencia ficción, pero, como nunca se sabe, quede dicho. En la cama es raro que coincidan, a no ser por razones puramente profesionales. Como a ambos les gustan mucho los niños, pudiera ser, ¡mira por dónde! que éstos estimulasen la relación.


Tauro-Virgo

En principio se han de llevar bien. Como Tauro es pesadísimo por sí solo, podrá soportar mejor las quisquillosas maneras de Virgo. Quizá la relación funcione basándose en las proposiciones permanentes de Virgo (casi siempre temas domésticos, de limpieza y salud) y la tranquilidad y paciencia de Tauro para sobrellevarlas. El problema surgirá cuando Virgo, tan nervioso él, no pueda más con la falta de movimiento de su compañero. Y Tauro, aunque parezca mentira, también sabe desesperarse, perder la paciencia y estallar, lo que, cuando se da el caso, le hace parecer una bomba de neutrones. En la cama es, seguramente, donde más precisa mantener a buen recaudo sus nervios el nativo de Tauro. Sus hijos suelen tener un espíritu más combativo que sus padres, quizás por rebeldía.


Tauro-Libra

He aquí dos gorditos felices, que matan el rato en la mesa y, entre “mesa” y “mesa”, “pican” y “pican”… y vuelven a “picar”. Aunque discuten de vez en cuando, pues la pasividad desmedida de Libra pueda exasperar a Tauro, la cosa no suele llegar a más, ya que, como nadie ignora, las penas con pan son menos. En la cama resultan de un convencional que aburriría a cualquiera que no fuesen de estos signos, pero lo cierto es que ellos se lo pasan bien así, y ya se sabe que es de gente educada respetar los gustos ajenos, amén de que sarna con gusto no pica. Sus hijos están condenados a aburrirse como ostras desde su más tierna infancia, cosa que se apresuran a corregir en cuanto alcanzan la mayoría de edad.



Tauro-Escorpio

Relación extrema: o muy bien o muy mal. Para que el primer supuesto se produzca, ambos han de ceder en todo, sin que haya un dominador y un dominado, que es lo que suele suceder normalmente en esta situación, ya que a Escorpio le gusta dominar por naturaleza y Tauro puede tender a la pasividad. Mucho más probable es que se dé el segundo supuesto, que ninguno ceda un ápice en su actitud intransigente, porque los dos son signos fijos y difícilmente dan su brazo a torcer, y la relación será una especie de película “gore” sin efectos especiales, es decir, en vivo y en directo. Todo lo dicho puede trasladarse perfectamente a la cama. Sus hijos podrían estar condenados a ser carne de manicomio.


Tauro-Sagitario

Les gusta llenar la barriga, pero es probable que prefieran hacerlo por separado pues sus puntos de unión adolecen de fisuras por todas partes. Tauro precisa de hacerse con su casa, sus costumbres y su pareja, atarlo todo con cadenas para que no se les escape y seguir así por los siglos de los siglos. Sagitario es un caballo sin domar y, desde luego, el toro la lleva clara si piensa ejercer de domador. Como su tozudez no impresiona al centauro, pero sí le desespera y le pone ansioso, nada debe extrañar que un día coja las de Villadiego sin despedirse siquiera. En la cama, si coincidieran, funcionarían si Sagitario se estuviese quietecito y Tauro hubiese bebido un poquito y estuviese más suelto de lo que suele ser habitual en él. Sus hijos son educados en un ambiente excesivamente doctrinario, por lo que saltan histéricos de alegría cuando salen de excursión con sus amiguitos.


Tauro-Capricornio

Para que esta pareja encuentre la felicidad completa, preciso es que dispongan de una vivienda de dimensiones descomunales con el fin de poder ir almacenando en ella, año tras año, todo lo que van a guardar y rescatar de la basura, pues para estos individuos no existe objeto inútil o inservible, aunque esté cayéndose a pedazos o huela a difunto desde varios kilómetros de distancia. Nunca pasarán apuros económicos, no tanto porque gocen de un gran desahogo monetario, como porque no precisan de tantas cosas como sus semejantes por su afán de ahorrar. En la cama muy bien, aunque cuidado con las infecciones, pues, deberían saber que los preservativos son de un único uso. Los hijos van bien vestidos y casi siempre a la moda, sí, pero a la de hace algunas décadas, porque la ropa suele ir pasando de generación en generación. Esto les crea no pocos complejos de inferioridad entre sus amiguitos.


Tauro-Acuario

Si a pesar de que no se soportan, de que son abismalmente opuestos, de que cuando uno viene (Acuario) el otro ni siquiera ha ido, y de un largo etcétera de incompatibilidades y disonancias, la cosa prospera, ¡que venga Dios y lo vea! Esto no quiere decir que no pueda darse esta combinación de pareja en el mundo real, y que incluso salga medio bien, pero seguramente el éxito se deberá a que Tauro, después de algún que otro disgustillo, se le hayan abierto los ojos y haya decidido imitar a Acuario a su manera. En la cama bien, pero siempre y cuando a Acuario no le de por introducir innovaciones muy a menudo. Sus hijos pueden salirles muy tercos y con ideas fijas desde su más tierna edad.



Tauro-Piscis

Tienen varias cosas en común: la dejadez, su desmedida afición por los sofás mullidos, la comida y la botella. Fuera de eso no queda mucho donde rascar. Si acaso, rascarse la espalda uno al otro, cosa que les relaja y les hace dormir como angelitos. Cuando despega el trasero del sofá, Tauro se encuentra con que tendrá que hacerse cargo, él solito, de cocinas, lavadoras, fregaderas, etc.…, porque para que el paradito Piscis se ponga en marcha precisa la ayuda de una grúa hidráulica. A su vez, el tierno y delicado pececito se siente fuera del agua cada vez que el toro le reprocha lo poco que ayuda. En la cama, es aconsejable para Tauro que abandone su pesadez y lentitud habituales, y se ponga a sacudir a Piscos con toda su alma. Sus hijos siempre tienen ganas de ir al cole, no porque sean muy estudiosos, sino por ver menos a sus padres.