Lo peor de Leo

Signo de fuego regido por el Sol, fijo y masculino. Su símbolo es el león.
Lindezas carácterísticas: Agitación, ambición excesiva, arrogancia, despotismo, destructividad, egocentrismo, egoísmo, exhibicionismo, impaciencia, ira, irreflexión, narcisismo, orgullo, pedantería, soberbia, tiranía, vanidad.
Frase favorita: Pero sigo siendo el rey (o la reina).
Lema: Sí la vida es breve, sácala brillo.

Un Leo es el niño en el bautizo, la novia en la boda y el muerto en el entierro

Leo es el típico signo al que conviene tener por amigo en vez de por enemigo… y si no se tiene por amigo tampoco, pues mira, eso que sales ganando. Lo cierto es que si hay alguien que pueda soportar de verdad a un Leo, esa persona ha de ser ciertamente sumisa y renegada de sí misma, ya que desde el momento en que se tenga un poco de personalidad y amor propio, el conflicto-enfrentamiento estará servido.

A este nativo no le gusta que alguien sea más listo o más guapo o más rico que él mismo. De hecho se tiene por el ser más importante del universo, y mira al resto de los mortales por encima del hombro como si fuesen inútiles cucarachas. En realidad, no se trata de que, por egoísmo o envidia, no pueda considerar ni tener en cuenta los dones del prójimo. Es que, sencillamente, ni se entera de que otras personas puedan tener algo que ofrecer, como no sea rendirle a él servilismo, pleitesía y devoción cuando lo precisa. En resumen, se puede decir que Leo es el “perfecto” dictador. Él impone las reglas porque ha sido tocado por la mano de Dios al nacer, es “sabio” por naturaleza divina y se lo merece. Todo el que quiera permanecer al lado de tan gallarda y favorecida criatura, deberá asumir que ha de amarle, agasajarle, mimarle, lavarle los pies, hacerle un monumento en la plaza del pueblo y llevarle flores todos los días.

Precisamente este signo tiene fama de destacarse en la profesión de los actores y de los divos de la ópera. Si bien, aquí se ha de matizar una cuestión importante: Leo no es sólo un actor cualquiera, un secundario, un serie B. De eso nada. Leo es la estrella más deslumbrante de todos los tiempos, es el rostro imprescindible en cada producción que se precie, como Dios, que está en todas partes. Ahora bien, de eso a ser un buen profesional hay un inmenso trecho. Difícilmente nos encontraremos con otra persona que, pese a no tener verdadera vocación o intuición, es decir, sea un auténtico chapuzas, se atreva a meterse en el mundo de la farándula con el único propósito de ser observado, por narcisismo puro y duro, vaya. Y, por supuesto, aunque él no destaque por su paciencia ni por poner un auténtico esmero en su trabajo, los demás deben soportar sus malos humores, sus desplantes, ataques de endiosamiento y otras lindezas de Super Star. Y, para colmo, todo esto aunque la obra realizada sea, finalmente, un auténtico bodrio, además de una ruina económica pese a los subvenciones de rigor. Pero, eso sí, con cara super conocida y requete remunerada.

Posibles Leo de ficción: Batman, Capitán Trueno, El Cid, Grissom (C.S.I.)

Lo peor de Leo con…

Leo-Aries

Buena pareja a pesar de que los dos tienen un marcado afán de protagonismo, lo que puede inducir a Leo a buscar nueva pareja, siempre y cuando Aries no tenga la habilidad de dorarle constantemente la píldora. También en la cama se llevarán muy bien, pero es completamente imprescindible que se pongan de acuerdo, de antemano, sobre quien se pone encima o debajo. Sus hijos saldrán mandones y listillos, pero en casa se sentirán bastante cohibidos.


Leo-Tauro

Otra típica pareja zodiacal incompatible, porque sus estilos de vida manifiestan diferencias importantísimas. Ahora bien, si Tauro, casero hasta la médula, permite que Leo deambule por ahí a su antojo y reprime el más mínimo celo, y si Leo padece una crisis de valores y se vuelve humilde y comprensivo hacia Tauro, la cosa podría funcionar medianamente. Bien es cierto que ambos supuestos son pura ciencia ficción, pero, como nunca se sabe, quede dicho. En la cama es raro que coincidan, a no ser por razones puramente profesionales. Como a ambos les gustan mucho los niños, pudiera ser, ¡mira por dónde! que éstos estimulasen la relación.


Leo-Géminis

¿Se imaginan una familia de pavos reales paseando por la calle principal de su pueblo? Pues no lo duden, uno sería Géminis y el otro sería Leo. Ellos se tienen por los más guapos, los más elegantes, los más listos, tienen los hijos más hermosos y mejor educados, y, si no son muy ricos, al menos estarán convencidos de poseer una gran clase. Pero se llevarán bien, sobre todo en el momento de piropearse el uno al otro, que por regla general será en la intimidad de la cama. A lo mejor no hay fuegos artificiales en ella, pero no importa, ya que también en el lecho del amor se tienen por la pareja más favorecida, compenetrada y armónica del universo. Sus hijos corren el riesgo de ser pijos (fresas) y de un pedante subido, pero, eso sí, los mejores aseados, arreglados y correctos del mundo.



Leo-Cáncer

Puede funcionar perfectamente, siempre que Cáncer sepa en cada momento cuándo está disponible Leo, lo que no suele ser fácil por culpa de Leo. Ahora bien, si Cáncer está disponible cuando a Leo se le antoja, y además se deja conducir única y exclusivamente como Leo ordene y mande, todo irá sobre ruedas… para Leo, que no para Cáncer, que siempre tendrá la sensación de quedarse a medias. Además, y muy importante, Cáncer ha de hacerle creer muy sutilmente a Leo que es el rey de la creación y seguirle la corriente. De lo contrario, mejor que duerman en camas separadas. Sus hijos, por regla general, suelen tirar a pijitos (fresitas), cuando no a muy pijos.

Leo-Leo

Esta “potentísima” pareja (la más guapa del Zodíaco a su entender), sólo presenta un inconveniente: ambos, que se tienen una envidia negra, están en permanente lucha, el uno con el otro, por demostrar al contrario que no hay nadie más guapo, listo y deslumbrante, en todo el universo, que él mismo. Si se aguantan durante muchos años, será porque están convencidos de que finalmente, el otro reconocerá que, efectivamente, el otro es todo lo que el otro quiera suponer de sí mismo, en definitiva: el mejor. Conviene que pongan un buen espejo a ambos lados de la cama, y que cada cual en su rincón se dedique a hacer el amor consigo mismo, ya que de hacerlo así siempre conseguirán quedar en tablas en la lid amorosa, y ninguno sentirá su orgullo (desmesurado orgullo) herido. Sus hijos muy posiblemente serán completamente distintos a sus progenitores, y se sentirán muy frustrados porque éstos no les dejarán realizarse libremente como personas.


Leo-Virgo

Chocante es el mínimo calificativo que puede otorgarse a esta pareja, que si llega a funcionar será porque Virgo, haciendo un esfuerzo sobrenatural, se atreva a sacrificar todos sus valores más arraigados y elementales, y se de a un tipo de masoquismo muy pasivo, mezcla de pleitesía y de impotencia. Pero como esto es casi inimaginable, mejor que si pretenden disfrutar de un encuentro amoroso, en vez de en una cama lo hagan en mitad de un prado, por si hay que escapar corriendo. Sus hijos suelen ser inmaduros.



Leo-Libra

Relación sin mayores sobresaltos, considerando que Libra puede ser una perfecta víctima propiciatoria para Leo, que hará todo, como, donde y cuando diga Leo. Como Libra es muy acomodaticio, esto para él no será mayor problema ni sentirá su orgullo herido y, si lo siente, como tampoco será mucho, total, pelillos a la mar. En la cama más de lo mismo, Libra preguntará a Leo cómo tiene que colocarse hoy, Leo dará las indicaciones oportunas y Libra actuará en consecuencia. Sus hijos habrán de ser, necesariamente, muy autosuficientes, además de bastante indolentes ante situaciones de cierta importancia.


Leo-Escorpio

Que de todo tiene que haber en la viña del Señor, esta pareja viene a demostrárnoslo. Es el típico par que inició su relación porque uno estaba más bueno que el pan y el otro se entusiasmó untándole mantequilla. Claro, que en un momento dado se acabaron ambos ingredientes y quedaron las personas, que son absolutamente insoportables, tanto juntas como por separado. Ahora, su relación se basa en discusiones de todo tipo por los motivos más inverosímiles, con abundancia de berridos, llantinas y reproches a tutiplén. Eso sí, el fornicio que no les falte, que es en lo único en que están de acuerdo, y, aunque no lo estuvieran, ¿qué más da? Sus hijos, ¡pobres!, viven con la esperanza de que sus padres decidan divorciarse algún día.


Leo-Sagitario

Si no les da por pegarse, esta pareja se llevará muy bien. Pero lo más probable es que, antes o después, el león zurre al centauro, quien para entonces ya le habrá calentado la cabeza con sus insufribles insultos. Aunque es sabido que nadie puede o debe contradecir a un Leo, esta regla no parece regir para el Sagitario que, sea porque verdaderamente no se da cuenta, o sea por pura diversión, acostumbra a sacar de quicio a su compañero y dejarlo sin mecanismos mentales de respuesta. En la cama se entenderán estupendamente siempre y cuando a Leo no le de por soltar alguna frasecita o palabra que estimule la curiosidad intelectual del centauro. De suceder así ya pueden olvidarse de lo que pensaban hacer, porque se pasarán la noche discutiendo y destrozando la almohada contra sus cabezas. Sus hijos son inteligentes, sí, pero altamente pedorros y prepotentes.


Leo-Capricornio

Pueden funcionar bien si encuentran un punto de equilibrio entre sus aficiones y apetencias, o en cualquier faceta que sea de gran importancia para ambos. Pero, normalmente, Capricornio suele llegar a sentirse avergonzado de la actitud exhibicionista de su pareja, y Leo en cambio s siente muy avergonzado de la actitud humilde de Capricornio, que le impide salir a la calle a presumir de pareja. En la cama puede que vaya bien la cosa, siempre y cuando Leo, además de exhibir el bellísimo cuerpo que supone tener, y sus habilidades también supuestas, se decida a actuar. Los hijos de esta pareja están condenados a padecer de insomnio, debido a las discusiones nocturnas que sus padres pueden sostener, posiblemente por motivos económicos.


Leo-Acuario

O se llevan medianamente bien, digamos de una manera pasable, o todo lo contrario, es decir, hay guerra las veinticuatro horas del día y todos los días. Eso, no hace falta ser especialmente inteligente para verlo, les llevará a un callejón sin salida. Como Leo, no lo olvidemos, es el centro del universo, siempre mirará a Acuario, aunque lo quiera a rabiar, como a un pequeño gusano. Acuario, que por naturaleza no tiene la costumbre de doblar el cuello para alabar a Dios, o acaba con una fuerte tortícolis, cosa poco probable, o aplastado como el gusano que su pareja supone, cosa todavía menos probable, o pondrá tierra de por medio, cosa que es más probable. Si hay hijos, más les vale madurar y hacerse adultos, incluso antes de hacer la primera comunión. En la cama uno suele leer (Acuario) mientras el otro duerme, y cuando el otro se despierta (Leo), el otro se ha ido de copas con su pandilla de amigos. ¡Malo, malo…!


Leo-Piscis

Buena relación, siempre y cuando sea Leo quien lleve la batuta, pero sea la intuición de Piscis la que realmente dirija la orquesta, y que Leo no le de por meterse en el mundo mental y espiritual de Piscis, porque además de ser algo completamente imposible se arriesga a resultar herido en su superego. En la cama pueden ser los dos muy imaginativos, hecha la salvedad de que a Piscis no le de llorona, que de todo puede haber, y que, de ser así, será imprescindible del todo que Leo baje de su pedestal, pese al enorme riesgo de caído que eso conlleva, siquiera sea un momento. Sus hijos serán mimoso y un poco mal criados, pero muy creativos.

*Esto es un préstamo del libro "Lo peor de cada signo" escrito por el "Colectivo Acuario" de la editorial Los Libros del Cuentamiedos.